La mantenía encerrada en una habitación, sin agua ni aseo, para obligarla a trabajar sin descanso reparando teléfonos móviles. Esas eran las nauseabundas condiciones de una mujer china de 30 años sometida por su propio padre, de 56, a quien la Policía Nacional ha dado caza en un domicilio del distrito de Usera
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