En una muestra espeluznante de su odio hacia los latinos, Shawna Forde y dos colegas suyos del grupo paramilitar Minutemen, dedicado a la lucha contra la inmigración ilegal, entraron ilegalmente en la casa de la familia Flores en Arizona, y asesinaron a sangre fría al padre, Raúl Flores, y a su hija, Brisenia, de 9 años. La familia Flores tenía la nacionalidad estadounidense, y Brisela había nacido en EEUU. Los medios de comunicación y políticos norteamericanos ignoraron casi por completo el suceso.
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