Malcolm MacDonald tiene 47 años, vive en Gran Bretaña y en 2014 sufrió una infección que le hizo perder su miembro viril. Le ofrecieron hacerle un injerto de pene en el brazo, que debería llevar dos años como mínimo, pero diferentes trámites administrativos y una pandemia prolongaron el procedimiento. Finalmente, tras una larga odisea, pudo recuperarlo gracias a la ciencia. “Me siento como un hombre de verdad otra vez”, afirmó.
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