Muchas personas han salido ferozmente en su defensa. Cineastas, actores, intelectuales y hasta el ministro de Cultura francés exigen que se le libere. Tiene 76 años, arguyen (edad que no le impide seguir presumiendo de frecuentar a menores). Aquello pasó hace mucho tiempo, como si los años pudieran borrar semejante atrocidad. Y además –y sobre todo– es un genio. Pero ningún genio está exento por el hecho de serlo de que la ley caiga sobre él, especialmente cuando el crimen que ha cometido es tan asqueroso como la violación de una menor.
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