El titular era demasiado goloso como para dejarlo escapar. Tenía todos los ingredientes morbosos para reventar las redes sociales y provocar un cataclismo político sin precedentes: ocho encapuchados atacando a un homosexual al más puro estilo Ku Klux Klan, homofobia desatada, grupos urbanos ultras organizados y dando caza al hombre, la unidad antiterrorista movilizada e investigando el asunto, España entera en la calle en manifestaciones masivas. Un bocado suculento para los políticos y una bicoca para los periodistas
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