Es un caso único en el mundo: una mujer de 64 años comenzó a experimentar la sensación del miembro fantasma pero en esta ocasión la extremidad inexistente se refería a ¡un tercer brazo! que podía sentir y ver. Los atónitos neurólogos solo se convencieron cuando la resonancia magnética mostró como el cerebro de la señora se activaba cual si verdaderamente tuviese un tercer brazo que, aunque podía aliviarle el picor cual si fuera una mano real, no podía traspasar objetos sólidos.
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