El grupo charlaba sentado en el muro que delimita los márgenes de la ría frente a la estación del metro de Plentzia. "Estábamos comiendo pipas y charlando cuando escuchamos un frenazo. Me giré y vi cómo un coche se abalanzaba sobre nosotros", rememora Juan Pablo. A partir de ahí todo sucedió como a cámara lenta.
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