Los colectivos especiales siempre tuvieron buena entrada en el Partido Popular. Lo sabía mejor que nadie, Francisco Alvarez Cascos, diez años como secretario general de la formación conservadora, cuando en 1999 firmó el I Convenio entre AENA y USCA, el poderoso sindicato de los controladores aéreos convertido en un poder fáctico. El único que se ha firmado hasta la fecha y a la postre el desencadenante de un intento de “golpe de estado” que el gobierno ha yugulado recurriendo al “estado de alarma” entre el aplauso generalizado de la población.
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