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Carmencita Franco, la Infanta Leonor y el eterno retorno

Cuando vi el "reportaje" sobre la vida cotidiana de Felipe VI y su familia, la primera imagen que me vino a la cabeza fue la de este vídeo www.youtube.com/watch?v=53ELnyUceFo

Con más de 70 años de diferencia entre ambos, comparten dos premisas y una misma motivación:

-Los españoles tienen tan pocas luces que, en el caso de Carmencita, se van a creer que su discurso es espontáneo y, en el caso de Felipe VI y familia, se van a pensar que ésa es su vida cotidiana, y no se ha manipulado nada para que resulte más agradable a la vista del ciudadano medio.

-Para llegar al corazón de los españoles, hay que demostrarles que los "grandes hombres" que les gobiernan comparten determinados hábitos y preferencias que, salvando las distancias, les convierten en "un español más". Lo de hablarles de política en serio con el fin de que valoren a las instituciones por su buen hacer, ya lo dejamos para otro día.

Es obvio que la vida del Borbón y su familia no es la que aparece en el reportaje. Es obvio que hay una legión de criados pagados por todos que se encargan, entre otras mil cosas, de llevar a las hijas al colegio (lo de que él y Letizia van juntos a llevarlas y mientras tanto les toman la lección es surrealista). Es obvio que el reportaje es una burda manipulación que pretende presentarles como la "familia media" española, forzando situaciones, copiando clichés y ocultando (al menos en parte) el inmenso lujo en el que viven. No veremos en ese reportaje una foto del armario de Letizia, que sólo en 2015 nos costó 130500 euros www.vanitatis.elconfidencial.com/casas-reales/2015-11-27/vestir-como-d

El hecho de que piensen que vamos a tragarnos ese producto edulcorado y manipulado, demuestra lo poco que confían en nuestra inteligencia. Pero, el mero hecho de que hayan pensado en elaborarlo y publicarlo, evidencia otra cosa igualmente grave: siguen manteniendo la vieja idea de que, para conquistar al pueblo, hay que demostrarle que sus grandes líderes comparten sus costumbres y, salvando las distancias (millones de euros y poder inmenso), son como ellos.

En una sociedad madura, al ciudadano le da igual que sus representantes políticos sean gays, mormones, asexuales, musulmanes o sijs. Lo único que le importa es que hagan bien su trabajo (aunque en una institución tan inútil como la monarquía, eso es imposible). Un ciudadano con cerebro no es tan estúpido como para valorar más a sus líderes porque vayan al fútbol los domingos o lleven a sus hijos a pescar. Eso pertenece a su vida privada, y no le va a convertir en un mejor representante. Lo que cuenta es cómo lucha y se esfuerza por el bien común. Para eso se le ha elegido (aunque no en el caso del Borbón) y sólo eso es relevante. Su vida privada es suya, y no nos interesa a nadie.

Precisamente por eso, el reportaje de la familia Borbón es doblemente triste, y demuestra que la fe del stablishment en la inteligencia de los españoles no ha variado mucho desde que Carmencita soltó "su" discurso.