Barroso afirmó que no quiere interferir en el debate escocés; pero es lo que hizo, y pudo haber ido demasiado lejos. Como presidente de la comisión tiene derecho a exponer sus puntos de vista. Pero no debería juzgar la probabilidad de una aplicación exitosa, hablar en nombre de España, ni sugerir que los referéndums pacíficos en Europa occidental son equivalentes a la violenta desintegración de un país de los Balcanes. Después de todo, el trabajo de la comisión es evaluar las solicitudes de adhesión de imparcial
|
etiquetas: barroso , economía , independiencia , the economist 
