Josef Fritzl, el austriaco de 73 años acusado de secuestrar y violar sistemáticamente a su hija durante 24 años en el sótano de su casa en Amstetten (localidad de 23.000 habitantes a 130 kilómetros al oeste de Viena), ha comenzado a confesar los hechos. Entre otras cosas ha admitido que se deshizo del cuerpo de uno de los gemelos que dio a luz su hija en 1996 y murió a los tres días de nacer quemándolo en el horno de su casa
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