Imanol cometió una afrenta imperdonable al mundo de ETA: intervenir en el adiós musical a «Yoyes», la etarra arrepentida asesinada a tiros delante de su hijo. Tuvo que «exiliarse» y morir fuera del País Vasco. Ahora le hacen el vacío en un homenaje póstumo. Su pecado fue subirse a un estrado en Ordicia, para cantar en homenaje a Dolores González Catarain, Yoyes. Desde entonces, sus discos dejaron de venderse. En los ayuntamientos no le llamaban para actuar. «Imanol, traidor, vas a morir» y «Arrepentidos, al paredón».
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