La reunión secreta que Mariano Rajoy y Francisco Camps celebraron el pasado 30 de septiembre en el parador de Alarcón (Cuenca) para evaluar los daños del caso Gürtel transcurrió con cordialidad y sosiego, como corresponde al carácter pausado de sus protagonistas, pero tampoco fue una balsa de aceite. Fuentes solventes del PP han asegurado a El Confidencial que no faltaron momentos
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