Era un contrato confidencial. Ese fue el argumento empleado por Francisco Camps para justificar su negativa a revelar la cantidad que la Generalitat pagó a Iñaki Urdangarín.Pero éste abandonó seis meses después la presidencia del Instituto Nóos y en junio de 2006 fue contratado por el presidente de Telefónica, César Alierta, como consejero de la filial Telefónica Internacional.La renuncia de Urdangarín se produjo justo después de que el caso Palma Arena salpicase al propio yerno del Rey, al trascender que Jaume Matas, le pagó 1,2 millones.
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