Entre los cambios toponímicos del franquismo, quizás ninguno tan absurdo como el del pueblo llamado Azaña (una palabra de origen árabe que significa noria). Los sublevados tenían tanta rabia al presidente de la República, que no podían soportar que hubiera un pueblo llamado así, aunque no tuviera nada que ver el nombre con el pueblo. Lo llamaron, y aún se llama, Numancia de la Sagra; lo de Numancia, por el regimiento que lo conquistó durante la guerra. Relacionado:
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