Mientras la cita de Copenhague debate sobre el calentamiento global, el fenómeno expande losproblemas sanitarios.Hace unas semanas, Grecia se despertó con un brote de malaria autóctona, no importada. Un caso todavía en estudio y no público. Una enfermedad ajena a cualquier país europeo.Un par de años antes, Italia conocía que un pueblo de Emilia Romaña padecía el chikungunya, patología típicamente africana, y se había extendido en varias decenas de sus vecinos por culpa de los mosquitos.
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