Por si fuera bastante la cada vez más frecuente invasión de la privacidad de la población, bajo la excusa de proteger (sin que realmente sirva para eso), Versvs nos avisa de una nueva vuelta de tuerca: cámaras de videovigilancia cotillas que incluyen un software de reconocimiento de voz, ahí es nada. ¿Cómo asegurar el derecho a la libre expresión con engendros así?
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