Sin saberlo, los ciudadanos se convierten en accidentales personajes de un improvisado 'Show de Truman' en pos de la seguridad. Ése es el objetivo por el cual, cientos de bancos, grandes superficies, negocios de cualquier tamaño, transportes e incluso comunidades de propietarios deciden instalar sistemas de video-vigilancia en sus sedes. El resultado es bueno: más de la mitad de los delitos cometidos se resuelven gracias a ello. Pero, ¿donde se encuentra la delgada línea roja entre la protección y la violación de la intimidad?
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