La última gota que ha colmado el vaso de la paciencia de muchos fue Jean Keller, una enfermera que llegó a embolsarse hasta 269.810 dólares anuales por ofrecer sus servicios en una prisión de la costa central de California. Mientras las protestas contra Wall Street y los bonus bancarios se extienden a lo largo del país, las horas extra de algunos funcionarios hincharon sus bolsillos con un total de 1.700 millones $, una cantidad de costear los sueldos de casi 25.000 profesores despedidos de sus escuelas públicas.
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