Los 293 kilómetros de red de metro de Madrid podrían convertirse en 293 kilómetros de calefacción, por ahora, lo son potencialmente. Pero ya es una realidad en otras ciudades. Viena utiliza el calor que genera el subterráneo para calentar sus viviendas. Madrid se mira en el espejo de otras ciudades del mundo que ya aprovechan el subsuelo para generar energía. Nueva York ha conseguido convertir la presión del agua en electricidad y Helsinki, sus aguas residuales en calor.
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