Mañana laboral en Pollença. Tranquilidad y caminantes a ritmo de paseo. Ni prisas, ni estrés. En la plaza, sol y una terraza llena. Y junto a la terraza, una puerta abierta identificada con un cartel discreto: 'Caixa Colonya. Presidente. Director General. Planta 2ª". Ni vigilantes, ni detectores de metales, ni maderas nobles. Solo tres decenas de escalones entre el sol de la calle y los despachos del presidente y el director de la caja.
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