Las fauces de un cocodrilo han sido el destino final de las prostitutas que no reúnen la cuota. Activistas cuentan que el hampón tiene una red de protección en Tenancingo. El rechinido de llantas y la calcomanía de un cocodrilo pegado en el parabrisas anuncia que ese taxi de ventanillas polarizadas, estacionado frente a la sede nacional del PRI, está ahí por las muchachas y no para buscar pasaje. Siempre llega a las siete de la mañana para recolectar el dinero de la jornada, pero si arriba antes del amanecer es el presagio de una mala noticia.
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