Ahmed Haou permaneció durante 10 largos años en una celda. Esperando la muerte: “Cada vez que abrían una puerta, pensaba que iban a ejecutarme”, explica. Durante una década perdió la noción del tiempo y el espacio. “Las luces no se apagaba ni de día ni de noche”, asegura. En su celda, las ratas fueron sus compañeras y el terror una sensación que no le abandonó nunca.
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