A algunos llamará la atención que en las filas del PP, donde ya cunde el estupor y el desaliento, no se alce una sola voz crítica. La cúspide del partido no se atreve a apostar antes de tiempo por una sustitución del Presidente, aunque parezca inevitable, ante el temor de perder la oportunidad de pertenecer al grupo de los herederos. Los simples afiliados, tradicionalmente sometidos y sin órganos de expresión propios, tienen a su alcance solo el comentario sotto voce.
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