Madrid es una ciudad insufrible en verano. Pues bien, en pleno mes de julio, pude ver un burka en el mismo Pº de la Castellana. Aquella mujer iba embutida en unos ropajes que la convertían en una especie de bulto andante. No había sonrisa, ni solidaridad con los rigores del calor. Nada. Tan sólo un bulto móvil. En cambio, su pareja no sólo se permitía vestir occidentalizado, sino que portaba frescas bermudas para mitigar los rigores del calor. Él tenía derecho a occidentalizarse y a usar cómodas prendas adecuadas al clima. Ella no, es mujer.
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