Hasta 1966 la dispensa de la Santa Cruzada permitía librarse de los rigores penitenciales del ayuno y la vigilia a cambio de una limosna.El Miércoles de Ceniza abría un tiempo de penitencia hasta el Domingo de Resurrección que marcaba las comidas, la diversión y el día a día. «Comer de viernes» era una costumbre tan arraigada que existía una cocina específica de abstinencia.
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