Pasar la noche en una estación de policía de Rusia casi le costó la vida a Alexei Yakimov: los efectivos lo ataron con sus manos esposadas atrás, lo golpearon por cinco horas y luego trataron de ahogarlo en un río. Esta es la suerte de brutalidad que la reforma impulsada por el presidente Dmitry Medvedev quiere evitar, a fin de mejorar la confianza del público en una fuerza que según muchos es peor que los criminales que supuestamente debe aprehender....
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