Ver a un coche o a una moto derrapando es un hecho que dista mucho de ser excepcional. Lo hemos observado en tantas ocasiones en el cine o incluso en la vida real que, con razon, no le damos mayor trascendencia. Lo que en cambio sí que adquiere tintes extraordinarios es contemplar cómo la máquina que derrapa no es un modesto automóvil de poco más de 1.000 kilogramos sino un coloso de los mares de 100.000 toneladas. Es lo que capta esta fantástica fotografía tomada por la Marina de los Estados Unidos.
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