El próximo jueves los electores británicos cambiarán su Gobierno mientras avanzan hacia la más grave situación económica desde hace treinta años. El Reino Unido se enfrenta a un ajuste profundo en la dimensión de los servicios públicos en los próximos años y es uno más de los países en la lista que sigue a Grecia entre las economías desarrolladas a las que los fondos que mueven las grandes magnitudes en los mercados observan con preocupación para saber si sus inversiones en títulos de deuda del Tesoro están garantizadas por la solvencia.
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