En la entrada de Borj El-Barajne monta guardia una pareja de policías libaneses. «Están aquí para impedir que entre ningún material de construcción, cemento o tierra», comenta en un susurro el activista palestino Gabi As-Shamal. Aquí, como en el resto de campos de refugiados dispersados a lo largo de todo el Líbano, los palestinos tienen prohibido construir. En Borj El-Barajne viven 16.000 palestinos y es el segundo campo más grande del Líbano donde, en total, malviven unos 400.000 refugiados.
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