El ayuntamiento de Pamplona no solo legalizó estos actos festivos que solicitaron, entre otros, grupos abertzales, sino que además, las institucionalizó y las metió en el programa oficial de la semana suprimiendo el "cajón para los presos" que pretendían. Los colectivos abertzales decidieron boicotearlas tras perder el control sobre las mismas. Los niños se quedaron sin disfrutar de los juegos del Redín ni ninguna otra actividad festiva. Tuvieron que irse a casa viendo como un grupo de personas ocuparon la plaza y gritaron consignas.
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