Javier, de 32 años, tiene unos 6.000 juegos. Administra una pizzería decorada con estas máquinas. Ni las goteras de su casa ni los amigos que le preguntan que por qué se gasta la plata en ‘pendejadas’ han impedido que el bogotano Javier Pinto continúe con su pasión de siempre: coleccionar consolas y videojuegos. Su fiebre ha sido tan frenética y apasionada que ya perdió la cuenta de todo el material que tiene almacenado en un estrecho altillo del barrio Ciudad Montes, en el sur de la ciudad.
|
etiquetas: museo , videojuegos , bogota , consolas , 300