Hasta ahora, las casas estaban encogiéndose a mayor ritmo que las personas, pero ahora los biólogos han comprobado que los humanos han empezado a encoger mucho más rápido. “Tiene todo el sentido, los ejemplares con menor tamaño y por tanto con mejores casas se reproducen más que los ejemplares grandes que no caben en una casa, de manera que cada vez nacen personas más pequeñas”, explican los especialistas.
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