El primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, intervino ayer por sorpresa, tras su agresión, en un programa de la radio pública y pidió perdón por todos sus deslices y tropiezos. Tanto Berlusconi como su gobierno han atribuido al supuesto clima de odio hacia su persona por sus fiestas con mujeres jóvenes y prostitutas de lujo que incluso provocaron que su esposa Verónica Lario le interpusiera una millonaria demanda de divorcio.
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