La decisión de la ciudad de Berlín de no iluminar la Puerta de Brandeburgo con los colores rusos tras el atentado de San Petersburgo es equivocada, moral y políticamente. En el pasado, la Puerta de Brandeburgo fue iluminada siete veces en señal de compasión y duelo por la muerte de víctimas de atentados terroristas. Así fue después de los ataques en París, Bruselas, Orlando, Berlín, Estambul, Jerusalén y Londres. La explicación de las autoridades de que San Petersburgo no es una ciudad hermanada con Berlín no es muy convincente.
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