La imagen ha vuelto a repetirse en el puente de Todos de los Santos: los españoles siguen llenando bares, terrazas, restaurantes y chiringuitos playeros. En un escenario europeo de guerra, con la inflación aún desmadrada, con previsiones creíbles de recesión, la economía sigue luciendo buena salud en las calles. Una contradicción aparente que lleva a los economistas -y a los ciudadanos- a preguntarse si el Banco de España o la AIReF son excesivamente agoreros al vaticinar un bache profundo e inminente.
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