Con tres personas y la oficina en obras, así es como ha echado a andar el banco malo. No tienen todavía equipos informáticos, ni teléfonos propios y ocupan unos despachos que no son los suyos. No hay ningún cartel en el directorio del edificio de Castellana, 89, ni ningún indicio de que ahí se encuentre la Sareb, que desde el día 2 de enero es la mayor inmobiliaria española tras absorber los activos de Bankia, Novagalicia, Catalunya Banc y Banco de Valencia
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