Los demandantes, L. F. C., fallecido en junio de 2010, y su viuda, eran clientes de la entidad desde hacía más de 30 años, cuando se denominaba Banco de Madrid S. A., luego absorbido por el Deustsche Bank en 1993. El 27 de junio de 2005 firmaron el producto de alto riesgo cuando un asesor comercial, «con el que tenían mucha confianza», les recomendó un nuevo producto, un plazo fijo a cinco años con una rentabilidad del 5,75% y que supuestamente "podrían abandonar en cualquier momento"
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