Bueno, va, mi balance 2016: este es el año en el que he descubierto que soy un cobarde. Y un comodón de cojones, aunque eso ya lo sabía.
Este ha sido el año en el que me han echado a traición de un trabajo que me gustaba mucho, un despido que me afectó bastante más seriamente de lo que yo pensaba en un principio. Luego (y gracias a este siempre sorprendente saco) entré en un proceso de selección para irme a trabajar fuera de este bendito país, a Alemania. Superé el proceso y me invitaron a visitar el país un par de días para conocer a la empresa y a los compañeros, a gastos pagos. Y lo rechacé. Pensé que lo rechazaba principalmente porque no me emocionaba el país de destino, ni conocía el idioma; aunque la empresa y los posibles compañeros tenían muy, muy buena pinta. Y me equivocaba.
Luego comencé a buscar online puestos en otro país que sí conozco el idioma y cuya forma de vida me atrae mucho más a priori (Irlanda), y después de muchas entrevistas y pruebas y procesos también recibí una oferta en firme, y de bastante pasta... y me cagué las patas abajo, literalmente. Descubrí que todo era muy bonito y excitante cuando era una posibilidad teórica y potencial, pero cuando la cosa se solidificaba y tenía que empezar a planear mudanzas, billetes y demás, me entró un dolor de estómago de los nervios que no se me quitó ni siquiera cuando rechacé la oferta y suspendí la búsqueda de empleo en el extranjero. Así que descubrí a las malas que soy un cobarde y un bocazas, perdiendo mi tiempo y lo que es peor, haciendo perder el tiempo a otra gente que no se merecía ese trato.
Y no es sólo cobardía, claro. QUIERO creer que mis problemas de peso y de movilidad también tienen algo que ver, que si tuviera carnet de conducir y coche no me preocuparía tanto, no tener que andar mirando tanto dónde alquilo algo porque tiene que estar cerca de una parada de bus que me lleve al trabajo porque no puedo andar más de 200 metros sin agonizar... y eso que he mejorado MUCHO recientemente en temas de movilidad. Quiero creer que mis reticencias son básicamente por eso. Porque la alternativa es que sí que soy un completo cobarde, un comodón que no se enfrenta a un desafío bajo ninguna circunstancia; y no me gusta esa imagen de mí mismo. Así que supongo que es otro ítem que va al saco de mierdas que tenía que haber solucionado hace ya diez años.
En lo personal, pues sin novedad en el frente: sigo más solo que la una, sigo con los mismos cuatro amigos mataos a los que quiero mucho pero que no vamos a ningún sitio (ni en sentido real ni figurado) y sigo dejándome arrastrar por la corriente y preguntándome, una vez más, si el 2017 será el año en el que empiece de una puta vez a remar.
Si has llegado hasta aquí, TLDR; soy un comodón y un vago y un cobarde. Y gracias por leer mis neuras. Y espero que tu 2017 sea muy, muy feliz.