Podríamos concluir que a BALAÑÁ le interesa la prohibición y que sean los políticos catalanes, quienes se lleven los palos. Es decir, la política como chivo expiatorio. El negocio es REDONDO. Se lleva una indemnización, podría pegar un pelotazo inmobiliario y además, no quedaría mal entre la gente del toro. NEGOCIO REDONDO.
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