El bar vacío en silencio no es frecuente en España. Siguiendo la enseñanza de las atracciones ambulantes –especialmente, de los coches de choque–, un bar vacío hay que llenarlo de ruido, como paso previo a llenarlo de gente. Después de levantar la persiana y antes de bajar el toldo, ha de estar encendido un televisor porque el español no va hacia la luz, va hacia el sonido y duda en la puerta ante el silencio como si estuviera a las puertas de la muerte.
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