Basta con que suene nuestra música favorita o algún tema con mucha percusión y, sin apenas darnos cuenta, tal y como le sucedía al protagonista de In and Out, no podemos evitar empezar a mover el esqueleto. Esta reacción nos parece natural y universal, pero ¿es realmente así? ¿El baile es algo innato o aprendido? (independientemente de lo mal que bailan algunos). Pues según una investigación de Marcel Zentner y sus colegas de la Universidad de York, nacemos con una predisposición a movernos rítmicamente en respuesta a la música.
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