El 18 de febrero del año pasado acudía a impartir una conferencia a la Universidad de Oviedo. Poco se esperaba que en el recinto le aguardara un grupo de estudiantes para increparle abiertamente. El que fuera el líder de la derecha española respondió con una peineta, un gesto que eclipsó la charla y fue portada en los medios de todo el país. Más de año y medio después, Aznar está de todo menos arrepentido de aquel ofensivo gesto. Esta misma semana, manifestó al periódico ecuatoriano El Universal que la peineta “había sido un saludo de cariño".
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