Hoy, en un mítin de la campaña para las elecciones del 4-M nuestra ínclita, impetuosa Ayuso ha reivindicado el atractivo que ejerce el "modo de vida madrileño" sobre todos los periféricos y los ultramarinos.
Frasecita importada directamente de la capital del Imperio, porque es una simple traducción del "modo de vida americano". Del american way of life al madrileño way of life. Así de crudo y evidente es el origen donde rebaña las ideas M.A.R., Miguel Angel Rodríguez , la cabeza pensante detrás de esta cabecita hueca. Lo que insinúa, deja traslucir esta importación burda de ideología yanqui es que el crecimiento migratorio de Madrid es producto del atractivo de la sociedad americana, digo madrileña, llena de oportunidades para los que quieren llegar a ser Amancio Ortega aunque hayan empezado vendiendo camisetas en un mercadillo, foco atractor ( o sumidero succionador, según los resentidos ) de los más valiosos provincianos seducidos por sus agitadas noches y por su oferta inmobiliaria.
El modo de vida madrileño, esa forma de vida tan libre de ataduras y de servidumbres es la que está vaciando las comarcas sumidas en el comunismo y los alquileres baratos. Cómo no entender estas riadas de zamoranos, venezolanos, jienenses, orensanos, paquistaníes que cada semana se abalanzan sobre la ciudad en busca de un futuro libre de Nicolás Maduro, de centros comerciales cerrados en festivos y del olor a oveja por las mañanas.
El terraceo, el tardeo, el Bernabeu, Las Ventas, los atascos nocturnos, las banderas nacionales de 7 metros en cada rotonda disponible del Foro son imanes irresistibles, atractores que emiten sus ondas concéntricas más allá de nuestras fronteras autonómicas ejerciendo un tirón ante el que nada significan los alquileres carillos, las miles de horas abandonadas en recorrer 30 km del trabajo a casa o las millones de horas extras cedidas por esa vieja costumbre madrileña ( de los tiempos de Arniches según dicen) de calentar el asiento hasta que el jefe "se las pira" o "se abre" (para los que tienen la desgracia de no ser madrileños de sangre o adopción: se va).
Ahora que las encuestas amenazan con torcerse del justo bien yo le propongo a M.A.R que le proponga a I.D.A. levantar un muro que recorra las fronteras de la Comunidad, de Somosierra a Aranjuez, de Estremera a Peguerinos para que los refugiados económicos centrifugados se vean obligados a saltarlo nocturnamente, a lanzar cabos engarfiados, incluso que alguno luzca enganchado exangüe y fotogénico en el alambre de espino, para alimento de prensa y twitteros con foto de Clint Eastwood en el perfil y banderita.
Y que el muro lo paguen los catalanes, por una vez y sin que sirva de precedente: "que apoquinen" (léase separando bien las sílabas).
Para que vean propios y extraños que el Madrid es más que Madrid, es España es Madrid y Madrid es España y no hay nada como café con leche en la Plaza Mayor. Acompañado de un bocata de calamares, por supuesto.
Firma y saluda, echándose la mano a la parpusa, el menda, un madrileño con cuatro abuelos madrileños.