Una de las primeras decisiones que tomó el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, cuando llegó al Palacio de Cibeles fue paralizar el memorial que la anterior corporación había empezado a construir en el cementerio de La Almudena como homenaje a los represaliados por el franquismo entre 1939 y 1944. El nuevo Consistorio anunció que paralizaba los trabajos en julio y ahora, cinco meses después, ha empezado a desmontar lo que ya se había construido.
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