Es obvio que se trata de una cuestión ideológica. De censura. Los carteles de estas actividades históricamente han sido críticos y siempre se han encargado a la imprenta municipal, que es de todos; pero parece que estos dirigentes no entienden que los recursos públicos son del pueblo; creen que son suyos e imprimen solo lo que les parece. Las entidades afectadas finalmente pagaron los carteles de su bolsillo.
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