En la aridez del altiplano boliviano pequeñas lagunas de color turquesa asemejan playas paradisiacas, pero son residuos mineros tóxicos que contaminan la tierra, por lo que un grupo de indígenas aimaras se sintieron obligados a rebelarse contra una minera.Los indígenas están molestos porque la multinacional Newmont Mining vendió su participación a socios bolivianos y se marchó "sin cumplir su promesa" de compensarles con nuevas tierras, por lo que el miércoles decidieron tomar la mina Kori Kollo a 195 kilómetros al suroeste de La Paz.
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