Irrita ver cómo gente distante de la preocupación religiosa monta en cólera por algo que no le debería importar. Por los rincones de Internet, fue circulando ayer un texto que hablaba sobre ella —"¡Ay, mi Mezquita de Córdoba!"— aunque en realidad fuera mucho más elocuente sobre quien lo escribía. Con un titular de esos que ahora justifican atropellos porque hay muchos desocupados que pinchan y miran, aunque ni el más pintado sea capaz de acabar el segundo párrafo, el gazpacho de letras y mentiras tuvo su minuto de gloria durante todo un día...
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