Las palomas, las gaviotas y los estorninos son tres de las aves-plaga más importantes que a menudo se instalan en las ciudades, donde causan cuantiosos daños y desperfectos en los monumentos más emblemáticos del patrimonio nacional, pero, además, son importantes transmisoras de graves enfermedades. Las cotorras y las cigüeñas también pueden considerarse aves-plaga, aunque su acción es menor que en el caso de las tres anteriores.
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