En 2001, Ulrich Seidl, descubrió que en los suburbios de Viena los vecinos hacían más vida en los sótanos que en sus salones, que eran un lugar más para recibir e protocolo. Desde entonces, empezó a intentar grabarlos dentro -con la dificultad de que le mostrasen lo que ocultaban- y dio con una banda de música que se reunía para beber en un museo nacionalsocialista, islamófobos que hacían prácticas de tiro, parejas sadomasoquistas... En 2008 la actualidad le dio la razón con la aparición del Monstruo de Amstetten.
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